viernes, 11 de julio de 2014

¿Que es realmente lo que quedara?

“No, esta vez no. No vengo a platicar sobre estrellas, ni tengo ningún amanecer en mente, tampoco quiero contarles sobre cómo es el mar cuando estás enamorado. Esta vez voy a hablarles de algo que muchos no se atreven a pensar: La soledad. Y no me refiero a la “soledad bonita”, de esa que disfrutas cuando lees algún buen libro, me refiero a la otra, la que te hace pedazos, la que te rompe por dentro. Estamos solos, maldita sea, terriblemente solos. Sabes que a tu lado hay personas que te quieren, y no es por ser pesimista —en realidad soy bastante optimista—, pero todos se nos van de las manos algún día y entonces lo que queda es aprender a extrañar. A extrañar sin depender del recuerdo. La gente entra en tu vida y así como entra se va. Conoces a alguien, te ríes a su lado y así se hacen los amigos, sin ningún aviso previo. Luego te mudas, o te cambias de escuela, o te corren del trabajo, y son pocos los que deciden quedarse. Conoces a alguien, te gusta, hablan todos los días, hablan todas las noches y así es como te enamoras. Luego ese alguien (que también puedes ser tú) conoce a alguien más y todo termina. Las cosas son así porque nada es para siempre, aunque el “siempre” nos parezca tan bonito. Y es todo. Después de tantas veces que perdemos personas aprendemos a librar la batalla del pasado. Sí, puede haber mucha gente que te diga: “Cuentas conmigo”, “Debes salir adelante”, “Nunca voy a dejarte”, “Aquí estoy por si me necesitas”, y es lindo, es lindo porque ayuda. Pero finalmente nadie te saca de un hoyo si eres tú el que quiere tocar fondo. Al final te queda claro y aprendes a querer, y con ello a dejar ir, así que no hay más que aferrarse a lo queda, y lo que queda eres tú. Y ni siquiera tú te duras para siempre, pero nadie más va a acompañarte una vida. Así que quiérete, hablo en serio, quiérete mucho, que nadie puede hacerte más feliz”...

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